Existe la leyenda fundada, que la casona de la calle 29 y 13, está maldita. Y no es cualquier maldición.
La casona fué construida como obsequio de casamiento, para un joven matrimonio que nunca, infortunadamente, no llegó a concretarse.
La joven pareja que iba a habitarla, no pudo llenar las habitaciones, el cuarto de niños de risas y alegrias nunca nigún hijo fue levantado por una madre de su cuna, el generoso comedor con su amplia mesa nunca se sentó a un matrimonio feliz con bullicios y risas, luces y alegrias, solo hubo frio, paredes desnudas, y un silencio de tumba.
Moderna, de planta alta, para un 25 de 1960 de casas bajas.
La esquina, la casa y su destino, parecian obviados por el transito cotidiano que no la veia y no asi la casona que vió pasar a muchos.
La joven mujer, a punto de habitarla, murió inexplicable. Barrio conservador, años de disimular todo, fueron propicios para el misterio. Hablar del asunto traia mala suerte, invocar a sus dueños, mala suerte, desamor, abandono, oscuridad y tristeza. Del tema no se hablabla, se consideraba de "mala suerte".
La Casona, maginfica, esplendida, sobre asfalto, con alumbrado publico, permaneció deshabitada por decadas, desde 1960/70, muchos se preguntaban el motivo, de porque esa vivienda no se habitaba. Incluso fué tema de conversación de la estudiantina, de la escuela proxima a ese barrio por muchos años. Muchos envejecieron, otros se fueron, otros murieron.
La casa, la gente, el barrio, todos, siempre hallaban un motivo para justificar su abandono y soledad "Es la casa de un estanciero que viene poco al pueblo". "El dueño tiene tanta plata que se la hizo hacer para no habitarla". Nada m as lejano a la realidad. La desgracia de la familia que planeó un hogar feliz, se convirtió en un doloroso olvido, de años, que murió con sus dueños, acaso relegada a un olvido resignado e intransmutable.
La suciedad, el abandono, un pueblo de relativa gente sana, el garage en pendiente que se prestaba para cosechar el beso que crecia en la penunbra y algo mas, niños que se convirtieron en muchachones, mujercitas en señoras, el tiempo paso profanando todo, como a los empujones, para ingresar al ambito de la casona. Por un tiempo lugar de encuentros sexuales, casa de tolerancia de ocasionales, lugar de visita para niños y jovenes, fué rehuida sin intervencion judicial, policial o de sus dueños, la casa era "evitada" con un sopor de silencio y muerte propio de la antesala a un cementerio.
Así, indigna, profanada, permaneció, hasta que alguien la adquirió para una rifa Quien organizó la rifa, un sicologo que se embarcó en una cooperativa multiproposito seudo educativo, incluso no pudo evitar mencionar que "era falso que la casona estuviera embrujada" aseguraba "Compren la rifa tranquilos" -decia-. "no hay ninguna maldición". Especulaba una logica inversión, para una magnifica ganancia.
Lo cierto es que, apenas un tiempo después de sorteada, el organizador cayó en franca desgracia. La cooperativa quebró, la escuela se cerró, y solo quedaron las instalaciones generando gasto, y abandono de la prospera cooperativa y lo peor, su organizador en el olvido, el mismo que evitaba rehuir.
Una vez entregada, la casa que, terminó en manos de los actuales dueños, por razones inexplicables, primero iban poco, y luego nada. Nunca vivieron en la casa, sinó en el campo, y no se puede vivir en dos lugares, al mismo tiempo, además, no se hallaban, si bien amplia, no era como el campo, quiza amplia para un pueblero, la casa parecia una prisión para gentes que no conocen otro limite que el horizonte donde se pone el sol todos los dias.
Incluso, para sortear el destino de la casa, decidieron hacerle algunas modificaciones, construyeron un pequeño departamento en el patio, se abrió un portón, y con eso, desvirtuó el diseño original, esta inversión, garantizaba una pingue renta y al mismo tiempo aseguraba un casero gratis, que ahuyentara todo intento de ocupar la vivienda en tiempos donde adueñarse de lo ajeno, demostrando que no habia maldicion alguna.
En apenas algunos añ os, sus dueños enfermaron o murieron, cosa que suele ocurrirle a la gente, dirá alguien, motivo por el cual dejaron de concurrir poco para no concurrir casi nunca, "volver a esa casa, era una desgracia, todo un problema". Los herederos no querian saber nada, o querian su parte de la herencia.
La vieja casona que tantos vió pasar sin verla, vió pasar a sus nuevos dueños otra vez. Cosas de la vida, y sucesiones intestinas, se hicieron presentes otra vez. La casa, se puso a la venta.
Así está hoy, esperando.
Quizá se dirá que "Es una leyenda exagerada" "fundada mas en imprecisiones que certezas" "no es constatable ni verificable" lo cierto es que, la magnifica casona, no la quieren "ni regalada".
Vecinos, carteros, alcahuetes, salameros, y personas sin mejores asuntos que atender concurrian a sostener lo mismo moviendo la cabeza así.
La casona fué construida como obsequio de casamiento, para un joven matrimonio que nunca, infortunadamente, no llegó a concretarse.
La joven pareja que iba a habitarla, no pudo llenar las habitaciones, el cuarto de niños de risas y alegrias nunca nigún hijo fue levantado por una madre de su cuna, el generoso comedor con su amplia mesa nunca se sentó a un matrimonio feliz con bullicios y risas, luces y alegrias, solo hubo frio, paredes desnudas, y un silencio de tumba.
Moderna, de planta alta, para un 25 de 1960 de casas bajas.
La esquina, la casa y su destino, parecian obviados por el transito cotidiano que no la veia y no asi la casona que vió pasar a muchos.
La joven mujer, a punto de habitarla, murió inexplicable. Barrio conservador, años de disimular todo, fueron propicios para el misterio. Hablar del asunto traia mala suerte, invocar a sus dueños, mala suerte, desamor, abandono, oscuridad y tristeza. Del tema no se hablabla, se consideraba de "mala suerte".
La Casona, maginfica, esplendida, sobre asfalto, con alumbrado publico, permaneció deshabitada por decadas, desde 1960/70, muchos se preguntaban el motivo, de porque esa vivienda no se habitaba. Incluso fué tema de conversación de la estudiantina, de la escuela proxima a ese barrio por muchos años. Muchos envejecieron, otros se fueron, otros murieron.
La casa, la gente, el barrio, todos, siempre hallaban un motivo para justificar su abandono y soledad "Es la casa de un estanciero que viene poco al pueblo". "El dueño tiene tanta plata que se la hizo hacer para no habitarla". Nada m as lejano a la realidad. La desgracia de la familia que planeó un hogar feliz, se convirtió en un doloroso olvido, de años, que murió con sus dueños, acaso relegada a un olvido resignado e intransmutable.
La suciedad, el abandono, un pueblo de relativa gente sana, el garage en pendiente que se prestaba para cosechar el beso que crecia en la penunbra y algo mas, niños que se convirtieron en muchachones, mujercitas en señoras, el tiempo paso profanando todo, como a los empujones, para ingresar al ambito de la casona. Por un tiempo lugar de encuentros sexuales, casa de tolerancia de ocasionales, lugar de visita para niños y jovenes, fué rehuida sin intervencion judicial, policial o de sus dueños, la casa era "evitada" con un sopor de silencio y muerte propio de la antesala a un cementerio.
Así, indigna, profanada, permaneció, hasta que alguien la adquirió para una rifa Quien organizó la rifa, un sicologo que se embarcó en una cooperativa multiproposito seudo educativo, incluso no pudo evitar mencionar que "era falso que la casona estuviera embrujada" aseguraba "Compren la rifa tranquilos" -decia-. "no hay ninguna maldición". Especulaba una logica inversión, para una magnifica ganancia.
Lo cierto es que, apenas un tiempo después de sorteada, el organizador cayó en franca desgracia. La cooperativa quebró, la escuela se cerró, y solo quedaron las instalaciones generando gasto, y abandono de la prospera cooperativa y lo peor, su organizador en el olvido, el mismo que evitaba rehuir.
Una vez entregada, la casa que, terminó en manos de los actuales dueños, por razones inexplicables, primero iban poco, y luego nada. Nunca vivieron en la casa, sinó en el campo, y no se puede vivir en dos lugares, al mismo tiempo, además, no se hallaban, si bien amplia, no era como el campo, quiza amplia para un pueblero, la casa parecia una prisión para gentes que no conocen otro limite que el horizonte donde se pone el sol todos los dias.
Incluso, para sortear el destino de la casa, decidieron hacerle algunas modificaciones, construyeron un pequeño departamento en el patio, se abrió un portón, y con eso, desvirtuó el diseño original, esta inversión, garantizaba una pingue renta y al mismo tiempo aseguraba un casero gratis, que ahuyentara todo intento de ocupar la vivienda en tiempos donde adueñarse de lo ajeno, demostrando que no habia maldicion alguna.
En apenas algunos añ os, sus dueños enfermaron o murieron, cosa que suele ocurrirle a la gente, dirá alguien, motivo por el cual dejaron de concurrir poco para no concurrir casi nunca, "volver a esa casa, era una desgracia, todo un problema". Los herederos no querian saber nada, o querian su parte de la herencia.
La vieja casona que tantos vió pasar sin verla, vió pasar a sus nuevos dueños otra vez. Cosas de la vida, y sucesiones intestinas, se hicieron presentes otra vez. La casa, se puso a la venta.
Así está hoy, esperando.
Quizá se dirá que "Es una leyenda exagerada" "fundada mas en imprecisiones que certezas" "no es constatable ni verificable" lo cierto es que, la magnifica casona, no la quieren "ni regalada".
Vecinos, carteros, alcahuetes, salameros, y personas sin mejores asuntos que atender concurrian a sostener lo mismo moviendo la cabeza así.
Nosotros, por nuestra parte, no creemos en maldiciones ni fantasmas ni en inspectores de la Afip; Sabemos que los muertos no causan daño. Pero si, intuimos, que, en esa casa existe una maldición constatable, temible., y mas reparadora que el oblivión de la muerte misma, y que no es otra cosa que la expectativa de lo que se anehló y nunca fue, ser traicionados por aquellos en quienes confiamos, y ser despreciados por aquellos que amamos.
Existen quienes niegan esta maldiciòn , el pionero constructor, terminò solo, abandonado, y enfermo tambièn. La soledad de la finca, indica que, ni regalada, la quieren. Sin embargo, pese a ser apenas una leyenda, la mala suerte, se repite con cada vez que se narra la leyenda, o se la refuta. Incluso tu, lector curioso, has desatado algo que no pueden controlar, no son pocos, los que han confesado que luego de conocer esta leyenda, inexplicablemente se le hierve el agua para el mate, se le quema la yerba, se cortan un dedo cortando un tomate en rodajas, les caen intimaciones de la AFip, y cosas por el estilo, atribuible al azar. En el fondo aunque lo nieguen, todos conocen la verdad. Sin duda las brujas, tampoco existen.
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