Miralos bien, así se van a acordar de esos ojitos verdes todos los días de sus tristes vidas.
Mírenlos bien, así, bien de frente y no de costado, porque ellos no van a estar más en esta vida. No digan que no tienen culpa, pues están condenados por no hacer, por paja, por impericia, porque no va a pasar nada, porque no tienen ganas de tipear un papel, porque no hay impresora, porque falta un sello.
Esa mirada tan inocente tan hermosa y pura a partir de ahora se va a transformar en una pesadilla, sus murmullos, sus tumores que vendrán, sus culpas que ante la sociedad tratarán de disimular, pero saben que les pesará. Tendrán que dormir a pastillazos limpios (si ya no lo hacen), porque la consciencia trabaja sin músculo y sin pausa. Les trabajará por dentro. La culpa de poder haber remediado algo y no lo hicieron, los va a perseguir hasta el día que se mueran.
Y hoy, están mas empecinados en cuidarse el culo electoral que en darle una mano a la familia de la víctima. Estos ojitos los van a perseguir, hasta cuando cierren los suyos, hasta cuando apaguen la luz...
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